Mesa 29. Sexo y temperamento. Emociones y sexualidades en las sociedades contemporáneas

Repensar los procesos de investigación social desde los aportes del giro afectivo

  • Mariescurrena, María Belén (Laboratorio de Psicología Comunitaria y Políticas Públicas, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata)
Resumen

Como parte de una investigación más amplia en la que se indaga con especial atención la intersección de los ejes de condición juvenil, género, políticas sexuales y prácticas de salud, el presente escrito propone una revisión de los aportes del giro afectivo a fin de dimensionar el lugar de los afectos en las experiencias juveniles referidas a la toma de decisiones sobre el propio cuerpo, las vivencias de (auto) cuidado y el ejercicio de la sexualidad.
En principio, el giro afectivo constituye un vasto campo de problemas, interrogación y experimentación que surge a finales de la década de 1990 a partir de transformaciones sociales, políticas y culturales que confluyeron para que una gran cantidad de reflexiones sobre la importancia de lo afectivo y emocional en la esfera pública ganen progresiva relevancia en la teoría cultural, social y política (Silvestri, 2020; Solana y Vacarezza, 2020; Vacarezza, 2017).
Cecilia Macón, Mariela Solana y Nayla Vacarezza (2021) aseguran que no es casual que el abordaje de los afectos y las emociones en el campo investigativo de las ciencias sociales y humanas se haya originado, en gran parte, gracias a debates impulsados dentro de los estudios sobre género y sexualidades. De hecho, como argumentan las autoras, las objeciones al cis-hetero-patriarcado y su clásica dicotomía de feminidad-emoción versus masculinidad-razón han sido claves para los feminismos, los estudios de género y disidencias en los debates sobre el afecto.
Al respecto, una de las principales contribuciones de este campo de estudios radica en que ha permitido localizar que las emociones no residen en los sujetos ni en los objetos sino que son efecto de su circulación. En otras palabras, los afectos son construidos en las interacciones mismas de los cuerpos y en las relaciones entre las personas, aspecto que permite reponer la pregunta central que advierte Sarah Ahmed (2015a, 2015b) en torno no a lo que las emociones son sino a lo que «hacen».
La dimensión política, social, cultural y relacional de los afectos permite delimitar no sólo su relevancia en los procesos de subjetivación y socialización de género sino también su carácter actuante atendiendo tanto a la capacidad de los cuerpos de enlazar, conectar y ser afectados como a la construcción de ciertos repertorios sexo-afectivos dentro de «marcos de inteligibilidad que hacen vivibles (o no) ciertos sentimientos» (flores, 2019, p.21).
Desde un paradigma de promoción de la salud integral, se destaca la importancia de sistematizar y repolitizar los modos en que las performances juveniles actuales conciben y vivencian los procesos de salud-enfermedad-atención y cuidado a fin de comprender cómo estos procesos se encuentran atravesados por repertorios afectivos que operan produciendo ciertos órdenes corporales y economías emocionales.