La literatura ofrece muy diversos modos de ser abordada, siendo uno de ellos la perspectiva sociológica. Tomando en cuenta este punto de vista y de acuerdo con Gisèle Sapiro (2016: 16), “el enfoque sociológico del hecho literario es concebido como el estudio de las mediaciones entre las obras y la condiciones sociales de su producción”. A partir de dicha concepción, la investigadora sostiene que esas mediaciones están situadas en tres niveles, los cuales dan lugar a diferentes ejes de investigación. Según Sapiro (2016: 16), estos ejes son “las condiciones materiales de producción de las obras”, “la sociología de las obras” y “las condiciones de recepción y apropiación [de las obras]”. En el presente trabajo, de acuerdo con esta división tripartita, nos situamos en el segundo de los ejes.
Es sabido que la literatura no es un mero “reflejo” del mundo social que aborda, sino que este se presenta en la obra precisamente a través del trabajo literario, y por ello resulta más apropiado concebir a las obras como una “representación” del universo social al cual toman como referente. Por otra parte, a través de las “representaciones”, la literatura también realiza una labor de “enmarcamiento” en el sentido dado por Erving Goffman (1991), pues las narrativas sobre un hecho a la vez “enmarcan” la memoria de ese suceso histórico. En este sentido, nuestro interés es ahondar en las distintas maneras en que un mismo y significativo hecho de la historia argentina ha sido abordado en diferentes obras. Específicamente, en este trabajo tratamos las distintas “representaciones” que la narrativa argentina ha formulado con respecto al bombardeo a la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955.
De acuerdo con las anteriores consideraciones, vamos a tomar en cuenta cuatro obras narrativas. Dos de ellas son cuentos que, dada su brevedad, están centrados en los sucesos ocurridos en el mencionado día. Estos cuentos son “El héroe”, de Miguel Briante, incluido en Las hamacas voladoras (1964), y “Desagravio”, de Ricardo Piglia, incluido en La invasión (2006). Por su parte, las novelas, dada su mayor extensión, están centradas en diversos grados en los acontecimientos de aquel día. Estas novelas son Uno (1961), de Elvira Orphée, y La lengua del malón (2003), de Guillermo Saccomanno.
Previamente al abordaje de estas obras, reconstruiremos en forma breve los graves hechos ocurridos ese día. Luego, examinaremos las diversas narraciones, tratando de mostrar las modulaciones que presentan las “representaciones” de ese mismo hecho. El análisis de los diversos puntos de vista adoptados, las focalizaciones en determinados hechos y la menor o mayor distancia de los dramáticos hechos evocados permitirá mostrar las diferencias entre los relatos tratados. Asimismo, la similitud entre ellos de algún aspecto en particular contribuirá a poder reconocer una memoria social compartida.