El tango hoy en día se respira los 7 días de la semana a cualquier hora en la gran mayoría de los barrios porteños: clases, milongas, ensayos. ¿Será parte de una moda, hábito, tradición o algo revolucionario?
Este trabajo indaga en las nuevas corporalidades dentro del tango para ver si hay espacio para generar nuevos códigos tangueros en contraste a los códigos antiguos, roles estereotipados de género en el baile quien guía, el hombre y quien se deja guiar, la mujer; para de esta manera ver si las transformaciones repercuten en la sociedad y colaboran a desestructurar mecanismos de soportabilidad social.
Los roles se construyeron en el tiempo con paradigmas heteronormativos, la batuta la lleva el hombre quien guía y la mujer, obedece. Hace algunas décadas empezó a resquebrajarse este mito para abrir paso a nuevas expresiones: corporales, formas y colores. En la milonga tradicional los colores son blanco para la camisa y negro para el pantalón, saco y zapatos para el hombre, la mujer puede ir de rojo y con zapatos de tacos. Se toman varias investigaciones antecedentes permiten reflexionar y revisar estos cambios y disputas.
La perspectiva teórica está basada en la sociología de los cuerpos y las emociones, enfocada en los mecanismos de soportabilidad social y dispositivos de regulación de sensaciones de Adrián Scribano. Al mismo tiempo, se toma parte de la teoría de género de Judit Butler como hechos performativos.
La metodología exploratoria consta de entrevistas en las milongas a personas que participan tanto a hombres, mujeres como otros géneros conjuntamente a la realización de observación participante desde una autoetnografía.