El cinturón hortícola platense, surgido en 1882, abastece la demanda de hortalizas de 20 millones de habitantes. Las familias productoras son en su mayoría migrantes que comenzaron a arribar a la zona en busca de trabajo a principio de los años 70 y fines de los 80 y se fueron consolidando en relación de mediría hasta llegar post año 2001 a la condición de productorxs. Sus condiciones de vida son precarias, no son dueñxs de la tierra y por ese motivo no es rentable hacer mejoras en ellas.

El presente trabajo se propone indagar cómo se construyen, aprenden y ponen en práctica los roles de género en la vida cotidiana de lxs jóvenxs integrantes de familias horticultoras con historia migratoria desde el Estado Plurinacional de Bolivia en el Gran La Plata. Los trabajos en las quintas son realizados por el conjunto de lxs miembrxs de la familia, que viven en el mismo lugar que trabajan, lo que dificulta la diferenciación entre el tiempo destinado a tareas productivas, reproductivas y de cuidado. Sin embargo, se establece cierta división entre producción y reproducción, los hombres sólo atienden la quinta y las mujeres la quinta, la casa y realizan las tareas de cuidado.

Lxs niñxs y jóvenes que forman parte de estas familias también colaboran en las tareas domésticas y en las quintas, realizando algunas actividades en las que se reproducen los roles de géneros desarrollados por lxs adultxs. En este trabajo me propongo indagar en los mecanismos a través de los cuales se construyen, aprenden e implementan dichos roles de género. Partiré de una metodología cualitativa para reconstruir los sentidos y las prácticas de dichxs jóvenes, para las que usaré entrevistas en profundidad.