"América no existía y habría de nacer de nuestra voluntad de crear, de nuestras posibilidades de fe y de imaginación." Alberto Vanasco

"Hay un mundo para todo nacer y el no nacer no tiene nada de personal, es meramente no haber mundo." Macedonio Fernández

La utopía es un género global como el mercado, el capitalismo y la comunicación. Consiste en el ordenamiento topológico de un espacio sin territorio y sirve para hacer presente y para criticar el presente. Es otro instrumento presentista." Josefina Ludmer

Hacia fines de los años sesenta, la figura de Macedonio Fernández volvió a cobrar peso en el ámbito de la literatura argentina a partir –de acuerdo con la enumeración de sucesos que menciona Martín Prieto en su Breve historia de la literatura argentina– de la demorada publicación, en 1967, de Una novela que comienza, reconstruida y publicada por su hijo, Adolfo de Obieta; de un libro de Germán García, titulado Hablan de Macedonio Fernández, en 1969, que recopila ensayos sobre el autor; del reconocimiento de Cortázar de Una novela que comienza como uno de los antecedentes de Rayuela, y en 1968 de la revista Macedonio, dirigida por Alberto Vanasco y Juan Carlos Martini Real.
Esta última, la revista Macedonio (1967-1972), es una publicación de literatura atravesada por la coyuntura política y social de fines de los años sesenta. Desde la especificidad de la práctica de escritores y editores, se advierte una oscilación entre las formas de la literatura –poesía, novela, cuento– y la discusión –política, poética– respecto del realismo y de la literatura (“comprometida”, no-autónoma) como forma de intervención en la sociedad.
En este artículo intentaremos reponer y reconstruir someramente la sociabilidad que acompañó, en la Argentina de los años sesenta, el nacimiento de un “Nuevo Mundo”, a partir de diversas producciones nucleadas en torno del grupo editor de esta revista. Estas producciones - literarias y no literarias, teóricas, críticas, o del ámbito privado, íntimo, como diarios, bitácoras y cartas - dan cuenta, sobre todo, de las discusiones en torno del realismo como poética y como forma de modificar la realidad, a partir del compromiso y del quehacer literario. Desde los Diarios de Emilio Renzi, en los que Piglia ironiza sobre la lucha armada (“No se explica si la literatura será urgentemente transformada por la lucha armada o si la literatura narrará la lucha armada. Tampoco se entiende bien en qué dirección la literatura deberá ser urgentemente transformada” (2015: 285)), hasta el proyecto de Macedonio Fernández por convertirse en Presidente de la Argentina junto con la creación de una comunidad utópica, pasando por personajes literarios “perdidos” en las guerras de guerrillas del norte argentino (Bernardo Carey), o “náufragos” en los bares y calles de Buenos Aires en los sesenta (Haroldo Conti), en el corpus abordado se configura una topología de los afectos, desde su carácter material y social (Avelar 2000), que revela los debates y redefiniciones alrededor del lugar del escritor y del lector en el pasaje de la década del sesenta a la del setenta.