Mi objetivo fue claro desde el momento en que tuve la oportunidad de escribir el testimonio de un grupo de veteranos de guerra. Quería que los lectores además de conocer su actividad en Malvinas, se interesaran por la historia de cada uno de estos hombres comunes; padres, hijos, esposos. Consciente que la tarea no era sencilla, mi meta fue que los lectores se enamoraran de los personajes de mi libro que tiene 2 ediciones; “Malvinas 10 historian 10 héroes” y “Malvinas historia de 9 héroes”. Que al verlos en la calle sintieran admiración y sorpresa al descubrir que estos héroes eran sus vecinos, hombres de carne y hueso con una vida traspasada por la guerra. Mi objetivo se cumplió ampliamente.
Las historias de los protagonistas, modificada a partir de los meses transcurridos en las islas, no solamente cuentan los momentos vividos en ese lugar. Intenté que además de mostrar la crudeza de la guerra, también se leyeran sus vidas antes y después del conflicto.
Decidí escribir de manera novelada, a partir de sus testimonios. Tuve que recurrir a veces, a fragmentos pequeños de sus entrevistas para entender lo que sentían y no podían expresar. Eran imágenes o hechos que escapaban de su memoria y en los que ni siquiera ellos habían reparado. Esos detalles, casi imperceptibles, me ayudaron a encontrar la carga poética que necesitaba para que el relato fuera entretenido y a la vez verídico. Vincular lugares, afectos y sobre todo, lograr mantener la sombra de la muerte en su justo lugar.
Fue complejo no volcar una carga subjetiva en la obra. Primero tuve que entender y reconocer cuánto les costó a ellos también, entender y reconocer, que el presente al que volvían era muy diferente al que dejaron.
Tuve que aprender a leer, cada pensamiento no expresado del biografiado, buscar que en cada uno aparecieran los momentos relatados por ellos, sin estar sobrecargados de interpretación y que a través de su acciones, surgiera una verdad que no dejara dudas de lo que habían vivido.
Me pareció necesario escribir historias noveladas y mantener así una frontera sutil entre la realidad y la ficción. Fui creando con ellos lazos de amistad que me permitieron indagar sobre sus emociones y la intimidad familiar. Logré de esta manera construir personajes muy humanos y creíbles. Pero también trabajé con cierta astucia sus debilidades y flaquezas, en esos momentos, en mayor o menor medida, los resultados fueron subjetivos.
Para adentrar al lector a ese pedacito de tierra argentina, tan nuestra y desconocida que son las Islas Malvinas, tuve la mirada puesta en la geografía, la naturaleza y el clima. Sus paisajes fueron fundamentales para no perder la historicidad que guardan estos sitios, tan sensibles, en el camino de cada uno de ellos.