El deporte a nivel profesional se ha convertido en un entramado de prácticas conjugadas por el área de la alimentación, el entrenamiento físico y los parámetros fisiológicos (Nogueira et al., 2021). Con el paso del tiempo, a la base de cualquier adaptación del cuerpo a las demandas deportivas, estos factores se han visto enrevesados en pautas y estrategias de distinta índole, que buscaron una mejora en el rendimiento físico. Hoy, estas medidas, lejos de una temprana experimentación son posibles de observar bajo el alero tecno-científico de nuevas disciplinas médicas, tales como la Nutrición Deportiva (Martínez et al., 2012). En esta línea, esta ponencia pretende reflexionar conceptualmente acerca de la controversia de los suplementos deportivos en la actividad física, considerando a estos como agentes claves dentro del entramado sociotécnico que hoy articula la práctica deportiva y, consecuentemente, los cuerpos entrenados.

Las prácticas científicas, biomédicas y químicas, han influido de manera directa al devenir deportivo, de forma que se han planteado nuevos entendimientos supuestamente objetivos del cuerpo, la salud, la alimentación y la actividad física (Cambrosio et al., 2006). Esto ha llevado a que la Nutrición Deportiva, como conocimiento científico, ha generado nuevas recomendaciones relacionadas a patrones alimenticios, tablas nutricionales y requerimientos fisiológicos que tienen como objetivo construir un cuerpo bien entrenado y correctamente nutrido. Cuestión que, junto a los entrenamientos específicos de cada deporte, ha determinado cuerpos perfectibles (Taussing, 2008).
En este escenario el suplemento deportivo —como artefacto científico que materializa estas necesidades— aparece como un agente capaz de inmiscuirse en los discursos médicos y posibilidades tecnológicas que se han extendido al deporte y sus estrategias de adaptabilidad. Sin embargo, su consumo, cada vez más frecuente, no sólo se ha extendido por su capacidad de suplir deficiencias nutricionales, sino por los marcos conceptuales y culturales que lo han determinado como un alimento funcional al deporte y el cuerpo (Nabuco et al, 2016).

Ahora bien, su introducción al mundo deportivo no se ha visto exenta de controversias en las que, por un lado, se ha promovido su uso desde el discurso médico, y por otro, se ha prohibido o rechazado.

La reflexión apela a este aspecto, pues aspira a indagar en el suplemento deportivo, la nutrición y el deporte, siguiendo las propuestas de los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad y su centralidad en la tecnología como forma de lo social (Latour, 1998). Así, la comprensión del suplemento deportivo abarca tanto su conformación histórica como su continua aplicabilidad en el deporte, entendiendo este proceso como un producto de distintas disciplinas científicas y formas de conocimiento, que pueden entreverse en su consumo.
Con esto mencionado, es importante dar cuenta cómo los suplementos deportivos develan una compleja red de asociaciones —un entramado sociotécnico—, que posiciona a este no sólo como un alimento o sustancia, sino como un artefacto científico que es parte y se construye simultáneamente junto al deporte, el cuerpo, el entrenamiento y la alimentación deportiva.